Si te gusta mi blog, segui mis actualizaciones.

sábado, enero 23, 2010

EL MUNDO › EL PRESIDENTE DE BOLIVIA, EVO MORALES, JURO EN UNA CEREMONIA DE ASUNCION INDIGENA Cuidar el planeta y combatir el capital

Con atuendo aymara y en las ruinas de Tiwanaku, Morales ratificó el nacimiento del Estado Plurinacional. Hoy, la ceremonia formal.

por Sebastián Ochoa

Desde La Paz

Con promesas de combatir al capitalismo y defender al planeta, el presidente Evo Morales recibió por segunda vez los bastones de mando de los pueblos indígenas de Bolivia. Ante treinta mil personas, según cálculos del gobierno, Morales sostuvo que “hoy día tengo el orgullo de anunciarles que los tiempos de la Bolivia mendiga e indigna se han terminado, hermanas y hermanos”. Ratificó la muerte del “Estado colonial” y el nacimiento de “un Estado Plurinacional que llega con mucha esperanza para los pueblos del mundo”. Esta mañana, Morales será posesionado por la Asamblea Legislativa Plurinacional, cuyos dos tercios responden al gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS). Por la tarde, se presentará ante miles en el estadio de esta ciudad. Luego, Morales y los asambleístas comenzarán a trabajar para dar desarrollo legislativo a la Constitución aprobada hace un año.

Morales habló en quechua, aymara y castellano. “Hay un presidente y dos estados. Un Estado colonial que se va y un Estado Plurinacional que llega. El Estado colonial no trajo esperanza para los pueblos del mundo. Tuvimos que esperar 180 años para refundar Bolivia con un Estado Plurinacional donde todos los originarios tenemos los mismos derechos. El Estado Plurinacional garantiza los mismos derechos para todos, ése es el desafío profundo que debemos llevar adelante.”

Tiwanaku, a 72 kilómetros de La Paz, fue la ciudad del pueblo tiwanakota. Allí se encuentran varios templos llamativos para turistas y arqueólogos. Morales, acompañado por yatiris, amautas y chamanes, realizó cuatro ofrendas en cada lado de la pirámide de Akapana. Agradeció a la Pachamama, pidió bienestar económico para Bolivia, solicitó la unión de su territorio y rogó discernimiento para tomar decisiones. Luego, se dirigió al templo de Kalasasaya de la mano de una anciana encorvada de 88 años. En la Puerta del Sol recibió regalos de pueblos indígenas del continente. También dos bastones de mando, de manos de un niño y de una niña aymaras.

Sobre los espectadores flameaban cientos de banderas wiphalas y de la nación boliviana. Muchos tuvieron que seguir en pantalla gigante la transmisión de Bolivia TV, el canal del Estado, porque los relieves del terreno hacían imposible divisar lo que pasaba en la Puerta del Sol.

Además de bolivianos, abundaban entre la multitud argentinas y argentinos. Para tratar de mimetizarse con las masas indígenas, varios compatriotas optaron por envolverse en wiphalas y banderas bolivianas. También usaban gorros andinos y pulóveres con dibujos de llamas. Algunos grupos de campesinos se divertían remedando las palabras y la entonación rioplatense. “¿Qué hacé, boludo? ¡Somos de Boca acá!”. Los locales se caían de risa. Los “gauchos”, como les dicen, preferían hacerse los desentendidos ante el no saber cómo reaccionar.

“Aproveché que tenía vacaciones en la oficina y me vine a ver a Evo”, comentó a este diario Adrián Rhul, que blandía una bandera del Qollasuyu, uno de los cuatro lados del Tawantinsuyu, el imperio inca.

Frente al templo de Kalasasaya había dos palcos. Uno con invitados extranjeros y otro para ministros, funcionarios e integrantes de las Fuerzas Armadas. Mozos con guantes blancos se encargaban exclusivamente de proveerles infusiones, bebidas y alimentos. Tres señoras indígenas quisieron entrar, pero no los dejaron. “Sólo entran funcionarios del Estado”, les dijeron. “Pero diputadas somos.” De todos modos, las legisladoras tuvieron que quedarse bajo el sol y las nubes, como el resto.

Morales citó a Gualberto Villarroel, un presidente militar que en 1946 fue sacado del Palacio Quemado por grupos de izquierda, quienes lo ahorcaron en uno de los faroles de la plaza Murillo. “El coronel Villarroel decía ‘no soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres’. Por supuesto que se respeta la propiedad privada, todos tenemos derechos. Pero más tienen los pobres, para que haya igualdad entre todos. Este es el desafío profundo que debemos llevar adelante.” Los indígenas y campesinos contestaron con un “Jallalla”, que en aymara significa “viva” o “arriba”.

El presidente remarcó que “el Estado colonial permitió el saqueo de los recursos de la Madre Tierra. Era un Estado discriminador que siempre nos han visto a los pueblos indígenas como a salvajes”. Ante la aclamación popular, reflexionó que “más importante que defender los derechos humanos es defender a la Madre Tierra. Si los movimientos sociales no asumimos la responsabilidad, seremos cómplices del capitalismo”.

Los 3800 metros de Tiwanaku fueron difíciles de soportar para varios invitados y asistentes extranjeros. En varias ocasiones, los médicos corrieron con tubos de oxígeno y camillas. Un grupo de invitados oficiales que hablaba en inglés salió rápido para evacuar a una de sus integrantes, casi desmayada. “A los gringuitos no les ha gustado lo que ha dicho el Evo”, comentaron graciosos un par de campesinos.

Morales dijo que su próximo gobierno se regirá con la misma máxima que el pasado. “Rápidamente pasaron cuatro años de nuestro gobierno. Han sido años de trabajo permanente, en que nos guiamos por la ley cósmica que nos dejaron los antepasados. Es el Ama Sua (no seas ladrón), Ama Qella (no seas mentiroso) y Ama Llulla (no seas ocioso). Quiero agradecer desde este lugar sagrado a nuestros antepasado por dejar la mejor herencia a mí y a los pueblos del mundo.”

Los actos de posesión continuarán hoy, cuando los 166 asambleístas le entreguen los nuevos símbolos de la patria. La banda presidencial de la República será confinada en una bóveda del Banco Central. Le colocarán la banda del Estado Plurinacional, que mezcla los colores del estandarte nacional con la wiphala, también reconocida como bandera oficial.

COSMICAS...

La “ley cósmica que nos dejaron los antepasados”, según el reelecto Evo Morales, presidente boliviano, ahora plurinacional, incluye tres mandamientos: “Ama Sua (no seas ladrón), Ama Qella (no seas mentiroso) y Ama Llulla (no seas ocioso)”. Deberían grabarse en piedra sobre las fachadas de numerosas sedes oficiales aquí y en América latina para restablecer el prestigio de la política, por ahora muy deteriorado en la consideración pública, a partir de la estricta aplicación de esas normas éticas. Mientras tanto, la escena política local sigue aburrida y con escasas ideas. Para verificarlo, sobra con gastar tiempo y paciencia en seguir los debates de comisiones en el Congreso, como las de Presupuesto y Finanzas el jueves en Diputados, y advertir, con algún escalofrío de hartazgo, cuántos legisladores están dispuestos a decir lo que venga a cuento, sin ninguna referencia doctrinaria o programática, a cambio de algunos minutos en pantallas de TV. Para evitar que le interrumpan la perorata en los canales privados con promociones publicitarias de detergentes o algún producto similar, basta con mantenerse en una sola línea: pegarle a la Casa Rosada con las dos manos, los dos pies y algún cabezazo. El anti-K vende bien en estos días.

La escasa ponderación de muchos legisladores no impide, al contrario, que el Congreso, la casa de los representantes del pueblo, sea un protagonista mediático de largas horas diarias, como lo fue muy poco en gobiernos anteriores de la etapa democrática iniciada en 1983. Nada de eso lo convierte en un hecho dramático. No será éste el primer Ejecutivo en gobernar con oposición bicameral y resistencias legislativas militantes, sino uno de tantos. El propio Néstor Kirchner hizo alarde de su experiencia de gestionar en minoría, pese a lo cual, hay que decirlo, el Ejecutivo está procediendo con instrumentos, como los famosos DNU, que parecen fabricados con dosis exageradas de improvisación, ya que después son zarandeados con cierta facilidad por políticos opositores y jueces que le hacen el aguante a la contra o, más simple todavía, exponen al aire los procedimientos apresurados. De seguir así, el asunto tendrá que aterrizar en la Corte Suprema, estación inexorable de la judicialización de los pleitos políticos, por impotencia de oficialistas y opositores para resolver los litigios en su ámbito natural. Es cierto, además, que este gobierno colecciona insubordinados pertinaces, pese a la fama de cuasi tiránicos. Algún ex ministro aseguró que los Kirchner no buscan colaboradores sino súbditos. Si es así, tienen más de un pobre imitador de Espartaco.

La atomización política que resultó de la crisis del 2001/02 se acentuó debido a la posterior ausencia de una alternativa creíble y legítima de gobierno para el electorado que, a la hora del cuarto oscuro, sin una guía predominante, repartió favores a diestra y siniestra. Ayer Macri, ahora Solanas, dale que va, todo es igual... A diferencia de la colcha de retazos, aquí faltó la mano de obra hábil para juntar los múltiples fragmentos y sólo alcanzó a amontonarlos bajo el membrete genérico de “la oposición”, una definición que no quiere decir nada, excepto el deseo común de sobresalir en la carrera hacia la renovación presidencial del próximo año, puesto que no distingue medianos de chicos, izquierdas o derechas o al menos los intereses federales y territoriales diversos. Es un conglomerado cuyo único pegamento consiste en rechazar todo lo que tenga olor a oficialismo.

Julio César Cleto Cobos sobresalía en ese conjunto desde que traicionó, con el voto negativo que desempató en el Senado contra una iniciativa del Ejecutivo, su compromiso previo de identificación con las políticas gubernamentales. Fue un héroe para la oposición mediática que pretendió convertirlo de vice en presidente paralelo o, lo que es peor, sustituto. Desde aquella madrugada en el Senado apareció entre los primeros en las encuestas sobre intención de voto, cuando nadie se apresta a votar, y de pronto el globo se infló hasta mostrarlo como eventual protagonista del hipotético ballottage de 2012... pero eran gases. El actual vicepresidente, la esperanza blanca del antiperonismo, camina sobre humo, no tiene ni siquiera el respaldo activo, decidido, de su partido de origen, la UCR. Más de un insospechable de oficialismo –Macri, Carrió, Solanas, entre otros– le han pedido la renuncia, lo mismo que a Redrado.

Bastó que la presidenta Cristina responsabilizara a Cobos por la postergación de su visita oficial a China, con los perjuicios que acarrea semejante decisión ante los ojos del mundo, para que comenzara a desinflarse y ya sus amigos dejan saber que su intención es retirarse en el primer trimestre del próximo año. Lo está abandonando hasta lo que nunca tuvo, el sentido común. Es que sin el despacho en el Senado, don Cleto desaparecería en la multitud de hombres grises.

Es una trayectoria que más de un congresal debería anotar para no repetir, en especial los antiperonistas acérrimos, es decir buena parte de los que hoy disfrutan del calor de las luces de la tele. ¿Seguirían teniendo esos espacios si en lugar de intentar humillar a la Presidenta con la deuda tomaran posición, por ejemplo, sobre el monopolio de telecomunicaciones? ¿Qué pasaría si además de consignas fáciles, y vacías, sobre el desarrollo, expusieran un verdadero plan de futuro con más riqueza y más equidad redistributiva, con bienestar y dignidad para las mayorías populares? Si lo hicieran serían, entonces sí, una amenaza para el destino de los Kirchner porque forjarían una real alternativa de poder. Nadie puede creer que “la oposición” como tal, ese conglomerado multiforme, pueda gobernar en conjunto y ni siquiera nominar a una fórmula común.

En los últimos días, como parte de la campaña “desprestigie al gobierno y gane cinco minutos de fama”, articulistas y personajes opositores han levantado polvareda sobre las eventuales virtudes de concordia cívica demostrada por chilenos y uruguayos en presunto contraste con la crispación confrontativa que aquí alimentaría el gobierno, nunca los opositores. Sólo les faltó decir: son peronistas, incorregibles. Esta gorilada, cuasi racista –¿sobreviviría el peronismo sin la negrada que lo vota?–, asoma la identidad cuando a la hora de los ejemplos elige dos países de blanquitos y elude a Bolivia, también fronterizo, recién votado, en calma pese a los fuertes conflictos de intereses con algunas regiones, con un ganador que obtuvo un porcentaje de votos más alto que sus pares de la derecha chilena y el frente amplio uruguayo. Pero es un indio.

Evo Morales asumió una doble presidencia, la que le otorga la mayoría de votos, más del sesenta por ciento, y la que le concedieron los pueblos originarios, la nación Plurinacional, a la que se dirigió en quechua, aymara y castellano. Para un país como Argentina, con influencias culturales dominantes de la inmigración europea, tal vez aparezca exótica, quizá ridícula, la ceremonia aborigen en Tiwanaku, pero expresa una visión cada vez más consolidada en el norte argentino, Paraguay, Bolivia, Ecuador y Perú, donde el ejemplo de Evo está alentando a la construcción de puentes entre las distintas etnias que se reconocen a sí mismas como una sola nación, sin los membretes poshispánicos. Es una masa, pobre en su mayoría, que tiene por lo menos una coincidencia con el proletariado de los libros: tiene poco y nada para perder, salvo las esperanzas.

Resaltar la experiencia de Evo no significa ignorar todas las especulaciones derivadas del cambio en Chile, no sólo por el desplazamiento de la Concertación democristiana y socialista sino por las derivaciones de un gobierno de derecha, con raíces incluso en nostálgicos del pinochetismo, tanto para el porvenir de la Unión Sudamericana como para las relaciones bilaterales. Más todavía: la Concertación fue una visión que aleteó en la imaginación de los Kirchner, de la que emergió un subproducto como Cobos, como una forma posible de gobernar por veinte años, tiempo estimado para la realización más completa del modelo nacional y popular de desarrollo. Al final, los tiempos se han acortado para todos, oficialistas y opositores, en relación inversa con el aumento de la impaciencia social. Harían falta respuestas cósmicas para empatar esas dos tendencias hasta acortar la brecha que hoy separa el micromundo de los forcejeos interpartidarios, por un lado, y por el otro las necesidades y expectativas sociales, desde los más pobres hacia arriba.

UNA MALA NOTICIA

CONFIRMARON 111.500 MUERTES
El Gobierno de Haití abandonará las tareas de búsqueda

El Gobierno de Haití declaró el fin de la fase de búsqueda y rescate de las víctimas del sismo de la semana pasada, anunció hoy la ONU. Los esfuerzos se centrarán ahora en ayudar a los supervivientes del devastador terremoto.
[cerrar]
Comparta esta nota con un amigo
E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail


"El gobierno declaró el fin de la fase de búsqueda y recate, tras registarse 132 rescates con vida a mano de los equipos internacionales", anunció en su último informe la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).

A la gente que dispone de medios se les pidió que abandonen la capital haitiana Puerto Príncipe y que hallen refugio en otro lugar. La ONU estima que alrededor de un millón de personas podría abandonar la ciudad y dirigirse al campo.

Buscar refugio para los damnificados por el terremoto es la prioridad ahora para la ONU, según el informe, así como tratar a los heridos. Hasta ahora, el gobeirno haitiano registró 111.481 muertes confirmadas en las dos áreas afectadas. La ONU anunció tambén mejoras en los esfuerzos para llevar la ayuda a los necesitados, como alimentos y medicina.

Mientras, la organización Médicos Sin Fronteras informó del aumento de las tensiones en algunos barrios pobres de la ciudad y el aumento del número de heridos de bala y machetes en esas áreas, ya violentas antes del sismo del 12 de enero.